Editorial B, PenguinRandomHouse (2020)
Puntuacion en Goodreads: 4,20/5

Mucho se dice de que los libros de Eloy no pueden ser reseñados porque al hacerlo inevitablemente lanzas algún spoiler o le quitas el misterio a sus libros que no cuentan nunca con sinopsis. Bueno, aquí yo intentaré reseñar y recomendar sin cometer ese pecado.

Un poder factico se entiende como una institución no legitimada como tal que está en los márgenes del estado pero que es capaz de ejercer presión en la sociedad como ninguna; un ejemplo son los bancos, la iglesia y los medios de comunicación.

En este libro se agrega otro más a la baraja: las redes sociales; como ultimo invento de la humanidad son un personaje más, que desea autodestruirse y su increíble capacidad que tienen para manejar y manipularlo todo.

Nada es verdad, todo está manipulado tanto para hacer dinero como para ejercer poder sobre otros, personas, comunidades, países o el mundo entero.

Una vez lo dijo uno de los creadores de Facebook: una plataforma digital en donde todo es gratis, el producto eres tú, así mismo te ves involucrado en una lectura, incómoda, atrapante, adictiva, a momentos inverosímil, el lector va descubriendo verdades que quiere saber y luego al final no sabe que hacer con ellas, es un relato vertiginoso en el que se retratael detrás y delante del primer reality que se hace a nivel mundial, toda la tierra participa, son dos grandes historias que se van entrecruzando y a través de los ojos de una periodista que intenta develar la vida sobre los ocho participantes elegidos y sus secretos y con éstos encontrará el camino de su propia historia.

Es una historia muy distinta, que cala, que emociona y en que logras conectar con la trama tanto si eres lector habitual como si no.

Enseña y ensaña a la humanidad como plaga, que destruye su propio planeta, como virus que acabará con ésta.
Contar más es revelarles la esencia, pero te aseguro que te hará cuestionarte a ti mismo y tus elecciones de vida.
El final, inesperado, en las ultimas 5 paginas te volará la cabeza.

Yo le di cinco estrellas.

Por Valeria Saavedra