Febrero se ha ido transformando en el mes de amor. Cenas especiales, regalos y flores son parte de un panorama que se ha ido extendiendo- incluso más allá del 14 de febrero- como muestras de afecto de un amor romántico. Las relaciones afectivas, especialmente las de pareja, son muy importantes para el ser humano, pero para que éstas sean sanas y nos permitan crecer requieren de un amor previo, que pese a no tener día de celebración, debe ser cultivado a lo largo de nuestra vida. Así, el amor propio es un pilar fundamental para que seamos personas integras.
Muy lejos del egocentrismo, el amor propio implica aceptarnos, respetarnos y valorarnos independiente de las circunstancias en las que nos desenvolvemos y poniendo los propios valores personales por delante, sin tener que poner las expectativas del entorno por prioridad.
Lo que pareciera fácil es probablemente el tipo de amor más difícil. Sometidos a cumplir patrones de vida y cánones de belleza, vivimos buscando alcanzar metas que no necesariamente nos llevarán a la felicidad, pero que nos hacen constantemente sentir un vacío. Es en esta búsqueda constante donde se cae en juicios duros hacía uno mismo, en la falta de confianza en las propias capacidad e, incluso, en creer que no merecemos grandes cosas. Así, la falta de amor propio no sólo aumenta la inseguridad, el miedo, la sensación de culpa o vergüenza, sino que nos lleva a no poner límites dando paso a la posibilidad permitir maltrato emocional o, incluso, físico.
Para tener niños seguros de sí mismos que cumplan sus sueños y no de otros, jóvenes que no teman mirar sus cuerpos en el espejo, parejas que no caigan en relaciones tóxicas, mujeres que no sientan que deben estar vinculadas a parejas que las maltraten física o psicológicamente, entre tantas otras situaciones, necesitamos fomenta y cultivar el amor propio desde la infancia.
365 días para querernos y, por qué no, un 14 de febrero para celebrar con o sin pareja, porque si de día del amor se trata hay que partir por uno.
Publicado 2022-02-14